Es muy común que los niños autistas sientan apego por objetos insignificantes pero de las que no se pueden separar. Estos pequeños objetos pueden ser desde un lápiz, un cordón de lana, o cualquier pequeño objeto que le proporciona seguridad y tranquilidad.
En ciertas ocasiones este sentimiento de apego es tan fuerte que son incapaces de soltar ese pequeño objeto que siempre les acompaña, lo cual les impide llevar a cabo otro tipo de actividades, conllevando un proceso de aprendizaje más dificultoso. De hecho el simple intento de intentar arrebatárselo puede ocasionar un episodio de intensos lloros y rabietas que conviene evitar.
Aprendiendo a guardar los objetos de apego
Una técnica muy eficiente para que el niño autista aprenda a desprenderse poco a poco o al menos de forma temporal de estos pequeños objetos es enseñándoles a guardarlos en un lugar al que el siempre puede acceder cuando lo necesite. De esta forma poco a poco comenzarán a ganar confianza y seguridad, y comenzarán el proceso de desapego de objetos.
De esta forma el niño aprende a conservar sus pequeños tesoros, y lo que es más importante, comienza a realizar nuevas tareas y a seguir desarrollando su proceso de aprendizaje sin que sus pequeños “tesoros” dificulten estas actividades. Por otro lado servirá a las personas que le rodean como un refuerzo positivo cada vez que el niño realice un avance o tenga una reacción positiva.
Es importante valorar el apego de los niños autistas a sus objetos y de la misma forma es importante aprender a respetarlo, siempre y cuando no interfieran en su aprendizaje y evolución, momento partir del cual hay que enseñarles nuevas formas de disfrutar de sus objetos de forma espaciada.